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La villa de Fuentidueña, estratégicamente emplazada en el declive septentrional de un cerro, orientado hacia la vega del río Duratón, fue fortificada en los siglos XII y XIII. Aun se preservan restos de lo que fuera su castillo, las murallas, algunas torres y la puerta de Alfonso VIII. Próxima a esta se erigió, en el último tercio del siglo XII, la iglesia de san Martín. Alrededor de la cual se preserva una necrópolis de tumbas antropomorfas excavadas en la roca, fechada entre los siglos X y XII. El origen de la villa se encontraba precisamente allí, en torno al castillo y la iglesia de San Martín, desde donde el poblamiento se fue desplazando hacia la ribera. En 1931 la iglesia en ruinas de San Martín fue declarada monumento histórico-artístico. Ya entonces servía como cementerio de la villa, pero aún conservaba su bello ábside románico. Esta construcción fue protagonista de una inaudita peripecia que llevó a su desmontaje en 1957 y traslado a Nueva York. Actualmente se erige en The Cloisters, sección de arte medieval de The Metropolitan Museum of Art, en calidad de depósito temporal e indefinido. Véanse los detalles de esta singular historia: Ábside de San Martín de Fuentidueña.