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Lugares de procedencia
Iglesias, palacios, monasterios, catedrales, colecciones cortesanas...
A lo largo de la historia, principalmente entre los siglos XIX y XX, tuvo lugar la dispersión de numerosos bienes culturales procedentes de diversos rincones de la geografía de Castilla y León. Este viaje de las obras tuvo lugar en momentos diferentes y debido a variadas circunstancias. Aparte de los movimientos de la corte, la nobleza o los regentes eclesiásticos, que explican el desplazamiento de ciertas piezas; los principales hitos que propiciaron la dispersión del patrimonio fueron ocasionados por la ocupación francesa y la Guerra de la Independencia (1808-1814), periodo en el que tuvieron lugar importantes expolios.
Otros importantes factores fueron los efectos de la desamortización eclesiástica (principalmente las medidas de los ministros: J. Á. Mendizábal, 1836 y P. Madoz, 1855) sobre los monasterios y los tesoros culturales que estos albergaban. El despojo artístico fue común, pero no solo debido al expolio, sino principalmente a la venta de obras de arte.
La afluencia de marchantes y anticuarios, cual buscadores de tesoros, a fin de engrosar colecciones privadas y museos de Europa y EE. UU. alcanzó su punto álgido a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, coincidiendo con la edad dorada del coleccionismo norteamericano. La riqueza cultural de Castilla y León se convirtió en centro de interés para satisfacer tales demandas, y lo siguió siendo avanzado el siglo XX.