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Descripción

Yakichiro Suma (1892-1970) nació en la prefectura de Akita, Japón, y se licenció en derecho por la Universidad de Chuo en 1919. Ese mismo año ingresó en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, iniciando así una carrera que lo llevaría a desempeñar importantes funciones en Asia, Europa y América. En 1933 fue nombrado Cónsul General en Nankín, donde debía llevar a cabo una misión decisiva: tratar de incorporar a China a la esfera de influencia japonesa. Posteriormente fue enviado a Estados Unidos para ser consejero en la embajada japonesa en Washington D.C., ocupando poco tiempo después el puesto de director de la Oficina de información del ministerio de exteriores japonés (Lu, 2002).

En enero de 1941 Suma fue designado ministro plenipotenciario en España, cargo que desempeñaría hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (1945). Aunque su misión era principalmente estratégica, puesto que era el responsable de la red de espionaje Tō, Suma destacó en España por su afición al arte. Su vocación artística no era meramente diplomática, sino que se consideraba “más artista que diplomático” (Altabella, 1942). Él mismo afirmaba que “lo primordial en la diplomacia es el entendimiento. Y el arte es el idioma universal que prescinde del diccionario” (Suma, 1956).

Durante su estancia en España reunió una importante colección de arte español, compuesta por más de 2.000 piezas (Barberán, 1943) que iban desde esculturas medievales hasta obras contemporáneas. Adquirió muchas de ellas directamente de los artistas o de sus herederos, como ocurrió con Fortuny, mientras que otras procedían de anticuarios, subastas e incluso mercadillos como el Rastro (Matsuda, 2008). En 1945, cuando finalizó su labor en España, intentó exportar la totalidad de su colección, pero sus bienes fueron bloqueados por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Parte de su colección fue depositada en museos españoles como el Museo Cerralbo, el de Arte Moderno o el del Romanticismo, mientras que otras piezas fueron vendidas (Fernández Mercado, 2018). Sin embargo, consiguió los permisos para exportar cerca de 500 piezas, conocidas como Fondo Suma, que se encuentran en la actualidad reunidas en el Museo de Arte de la Prefectura de Nagasaki. Entre los años 60 y 70 se organizaron varias exposiciones itinerantes en Japón (Matsuda y Machida, 2017). No obstante, pese al entusiasmo inicial, la colección Suma no estuvo exenta de polémica. En la década de 1970 varios críticos japoneses cuestionaron la autenticidad de algunas obras, acusando a Suma de haber adquirido falsificaciones y de haber actuado sin asesoría profesional: “[…] es el resultado miserable del atrevimiento de un dogmático que se atrevió a coleccionar arbitrariamente obras artísticas sin escuchar opiniones de profesionales fiables” (Seki, 1970; Matsuda, 2008). El escándalo, sin embargo, no consiguió opacar el valor de la colección, siendo en la actualidad uno de los fondos más destacados del Museo de Arte de la Prefectura de Nagasaki.

Bibliografía
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