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Título

Beato de Silos

Clasificación genérica
Manuscritos e iluminaciones
Datación
ca. 1091-1109
Siglo
Finales del s. XI
Contexto cultural / estilo
Románico y mozárabe
Dimensiones
38 × 25 cm
Técnica
Iluminación
Iconografía / Tema
Apocalipsis
Procedencia
Monasterio de Santo Domingo de Silos (Santo Domingo de Silos, Burgos, España)
Emplazamiento actual
The British Library (Londres, Reino Unido)
Número de inventario en colección actual
Add MS 11695
Historia del objeto

El origen de la biblioteca del monasterio de San Sebastián de Silos, posteriormente llamado Santo Domingo de Silos, se encuentra en la reconstrucción que llevó a cabo el conde castellano Fernán González a mediados del siglo X. En el año 954 el conde donó numerosas tierras y posesiones al monasterio, además de algunos libros relevantes para el culto (Senra, 2002). No obstante, el auge del mismo tuvo lugar con el abad Domingo Manso, quien había sido monje de San Millán de la Cogolla. En 1041 Fernando I le puso al frente de San Sebastián de Silos y bajo su mandato el conjunto monástico creció considerablemente. La biblioteca aumentó gracias a las donaciones que recibieron y a las producciones del propio scriptorium (Castro, 2020), logrando su máximo apogeo a finales del siglo XI y principios del XII (Sánchez Mariana, 1984; Boylan, 1992).

Precisamente, este Beato fue uno de los volúmenes que se confeccionaron entre 1091-1109 (Boylan, 2002). Según Williams (1977) dicho códice supone “el canto de cisne del estilo mozárabe, aunque ya pueden apreciarse algunas influencias del estilo románico vigente en la época, sobre todo en la tendencia a la simetría de las composiciones”. Sin embargo, la belleza del códice fue también la responsable de su dispersión. La biblioteca silense sufrió grandes pérdidas con el paso del tiempo. Aunque el abad Rodrigo Echevarría había intentado mantener ocultos los manuscritos que aún atesoraba el monasterio tras la francesada (García Gallardo, 1962), su marcha en 1857 tuvo funestas consecuencias para el patrimonio bibliográfico (Whitehill y Pérez, 1929; Bordona, 1935).

El Beato había sido uno de los primeros códices en abandonar el monasterio. Según Besse (1897), “le comentaire de Beatus sur l’Apocalypse […] n’était plus à Silos au milieu du XVIIIe siècle”. Hubo de salir del conjunto monástico en el segundo tercio del siglo XVII, puesto que a través de referencias documentales indirectas se puede deducir que perteneció a Antonio de Aragón y Córdoba. Más tarde, el manuscrito estuvo en manos de Pascual de Aragón y Córdoba, quien había sido nombrado arzobispo de Toledo (Senra, 2002). Durante su formación ingresó como colegial en el Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca y, posteriormente, fue rector de la Universidad de Salamanca. Así pues, es posible que en ese momento entrase a formar parte de la biblioteca del Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca. De hecho, el obispo Antonio Tavira y Almazán llevó a cabo un catálogo (Galende, 2000) titulado Índice de los libros manuscritos de los Colegios Mayores de San Bartolomé, Cuenca, el Arzobispo y Oviedo de Salamanca (B. N. mss. 4404), donde constaba el Beato a finales del siglo XVIII como un volumen más de la biblioteca del colegio.

Carlos IV ordenó en 1798 la supresión de los colegios mayores, así como la liquidación de sus bienes. Este decreto afectó al Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca, pasando sus fondos a la colección real entre 1789-1801 (Sánchez Mariana, 1984). El manuscrito se encontraba en Madrid cuando José Bonaparte, conde de Survilliers, se hizo con él (Sánchez Mariana, 1984; Besse, 1897; Senra, 2002). En 1813 huía despavorido ante el avance del ejército de Wellington, sufriendo una derrota aplastante en Vitoria. Al marcharse, José Bonaparte dejó en su coche numerosas pertenencias, siendo el botín “más magnífico, el más rico y grande sin duda que en batalla alguna ha podido quedar a merced de vencedor furioso. Componíase de todo: en él había armas, material de guerra, víveres, alhajas, dinero y hermosura” (Pérez Galdós, 1875). Este preciado tesoro quedó en manos de Wellington, sin embargo, el Beato no se encontraba entre estos lujosos objetos.

A finales de la década de 1830 José Bonaparte emprendió un viaje por Europa, donde recorrió Inglaterra e Italia. Precisamente, el 9 de mayo de 1840 se lo vendió al British Museum de Londres (Senra, 2002). En la List of additions to the manuscripts in the British Museum in the years 1836-1840 aparece citado de la siguiente manera:

Anonymi auctoris, ut videtur Hispanici, Commentarius in Apocalypsin, et S. Hieronymi Explanatio in Danielem Prophetam; picturis quamplurimis et mapa seu tabula geographica ornatus. Codez membranaceus, eximiae pulchritudinis et raritatis, año 1109 in coenobio Siliensi, in dioecesi Burgensi Castellae Veteris absolutus.

Finalmente, en 1973 el Beato pasó a engrosar los fondos de la British Library (Londres), conservándose allí en la actualidad.

Descripción

Este códice consta de 280 folios y está escrito a doble columna por los copistas Munio y Domingo. Tanto el primer folio como los folios 2-4 no pertenecieron al Beato, sino que son fragmentos de un antifonario. Fue elaborado en tiempos del abad Fortunio, del abad Nuño y se concluyó con el abad Juan. En cuanto a la letra, se trata de escritura visigótica con influencia carolina (Meyer, 1939). Además, las iluminaciones, en torno a cien, fueron ejecutadas por Petrus y por Munius. El manuscrito está profusamente decorado y cuenta con escenas como Cristo en majestad con el Tetramorfo, la Aparición de Cristo en la nube, El arca de Noé, El Cordero sobre el Monte Sión o el Sueño de Nabucodonosor sobre el árbol que llega al cielo (Franco Mata, 2005). Es posible que se basase en el Beato de Valcavado, puesto que repite algunas convenciones iconográficas (Senra, 2002).

Ubicaciones
* La localización relativa a marchantes, anticuarios, galerías de arte y coleccionistas, nos lleva al emplazamiento donde se hallaban radicados, o bien donde tuvieron una de sus principales sedes, esto no siempre indica que cada una de las obras que pasaron por sus manos estuviera concretamente en tal lugar, pues en el caso de anticuarios y marchantes su negocio extendía sus redes en diversos territorios; en ocasiones tan solo compraban en origen y remitían directamente la pieza a sus clientes. Por otro lado, algunos coleccionistas contaron con distintas residencias en las que albergaron su colección, a veces en distintos países; es difícil, en muchos casos, precisar dónde preservaron la obra mientras estuvo en sus manos, de ahí que se señale el emplazamiento principal del anticuario o del coleccionista. Circunstancias que han de ser tenidas en cuenta al interpretar el mapa. Véase en cada caso la historia del objeto.
Bibliografía
Responsable de la ficha
Isabel Escalera Fernández
Cómo citar

Isabel Escalera Fernández, "Beato de Silos" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/395

DOI