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Título

Cofre relicario de los santos Adrián y Natalia

Clasificación genérica
Platería
Objeto
Relicario
Siglo
XII
Contexto cultural / estilo
Románico
Dimensiones
15,9 x 25,4 x 14,5 cm
Materia
Madera, Plata
Técnica
Repujado
Iconografía / Tema
Santa Natalia, San Adrián
Procedencia
Posible procedencia del Monasterio de san Adrián (La Losilla y San Adrián, León, España)
Emplazamiento actual
The Art Institute of Chicago (Chicago, Estados Unidos)
Número de inventario en colección actual
1943.65
Inscripciones / Marcas

MARTIRIS EXIMINI SACRUM/QUI MARTIR FACTUS SPREVIT EUM/[JA]CET HIC ADRIAN

Historia del objeto

Acerca de esta arqueta-relicario, destinada a contener las reliquias de san Adrián, Ángela Franco Mata señaló su posible procedencia del monasterio de San Adrián de Boñar (León), refrendó tal asignación no solo en aspectos estilísticos y formales, que podían aproximar la pieza a León, sino también en el hecho de que uno de los más destacados monasterios dedicados a san Adrián fue fundado en 920 en Boñar; se debió al Conde Guisvando Braoliz y a su esposa Leuvina, quienes habían conseguido las reliquias del matrimonio compuesto por san Adrián y santa Natalia en Roma (Franco Mata, 2010, pp. 218-219). 

San Adrián fue guardia en la corte del emperador Galerio Maximiano, si bien, pasó de perseguir a los cristianos a comulgar con su fe, movido por las virtudes que descubrió entre aquellos que seguían tal credo; esto fue la causa de su martirio. Su esposa, Natalia, recogió su cuerpo, tras ser descuartizado en Nicomedia, donde había sido sacrificado junto a sus compañeros, en el año 304; fue ella quien consiguió trasladar sus restos a Constantinopla y poco a poco se fue difundiendo la devoción a san Adrián, pero también a su esposa, santa Natalia. El culto a san Adrián, patrón de los soldados y protector frente a males tales como la peste, llegó a la península ibérica en el siglo VII. Tras fallecer Fernando I, el monasterio de Boñar pasó a manos de su hija Urraca, quien reconstruyó la iglesia de san Adrián, y la cedió al monasterio de San Pedro de Eslonza. Franco Mata estima que pudo ser la reina Urraca quien encargara tal pieza (Franco Mata, 2010, pp. 218-219).

Las reliquias de san Adrián y Santa Natalia, según la tradición, fueron regaladas por el Papa al noble leonés Guisvando, de cuya mano llegaron al reino Astur-Leonés. Él y su esposa aparecían citados en un epígrafe de consagración procedente de un templo dedicado a san Adrián y santa Natalia, ubicado en La Losilla, efectivamente, cerca de Boñar (León). La inscripción, procedente de tal lugar, llegó a ser fotografiada por Gómez-Moreno, en la cual se indicaba que la construcción se debía al "siervo de Dios Guisvando, con su esposa Leuvina" en el año 920 (Gómez-Moreno, 1925, pp. 162-167). Sin embargo, el monasterio hubo de ir perdiendo relevancia, hasta transformarse en una sencilla parroquia, y a escasa distancia del centro dedicado a los santos Adrián y Natalia, se erigió otro dedicado a San Salvador y Santa María, en San Adrián de las Caldas, cerca de Boñar (León)(Moráis Morán, 2017, pp. 9-20). 

Pedro Alba llegó todavía a ver, en 1863, "una piedra que parece haber sido parte del sarcófago que contenía las reliquias de San Adriano y Santa Natalia: HIC JACENT OSSA DUORUM SANTORUM / PER QUOS FECIT DOMINUS MULTA / MIRABILIA" (Alba, 1864). El abad de Eslonza, Pedro Martínez, en 1268, se encargó del proceso de traslado de las reliquias de San Adrián y Santa Natalia al vecino monasterio de San Salvador y Santa María, como ha estudiado minuciosamente Morais Morán. Dicho traslado fue motivado por no hallarse los vestigios de los santos en las condiciones que merecían en el templo primitivo. De ello se dejó oportuna inscripción. En su nuevo emplazamiento se dispuso un altar en la pared de la Iglesia, en el lado del Evangelio, a fin de dar digna acogida a dichas reliquias (Moráis Morán, 2017, pp. 9-20). Posteriormente, éstas se trasladaron en 1601 al monasterio de San Pedro de Eslonza, y de allí al monasterio de las Carbajalas de León durante el proceso desamortizador en el siglo XIX (Rodríguez Montañés, 2002, pp. 207-208).

Tal vez en este relicario de plata estuvieron acogidas aquellas veneradas reliquias, de ser así, quizá también esta arqueta experimentó el traslado a las diversas sedes, que las fuentes históricas testimonian  realizaron tales vestigios de los santos Adrián y Natalia, y hemos referido, no podemos constatarlo. Lo cierto es que la pieza se encontraba en 1914 en el círculo del coleccionismo privado alemán, primero en manos de Julius Báhler (Múnich), posteriormente perteneció a Harry Fuld (Frankfurt), después a su viuda, Lucie Mayer-Fuld, hasta que en 1942 fue vendida por la firma de antigüedades Stora al Art Institute of Chicago.

 

Descripción

Este relicario, conformado por placas de plata dispuestas sobre una arqueta de madera de roble, fue diseñado como si de una tumba en miniatura se tratara. Por este motivo, podemos apreciar detalles muy interesantes, como el techo con las tejas bien definidas, así como la sucesión de arcos y columnas que articulan cada una de las paredes de la arqueta, a manera de edificio románico. Los episodios relativos al martirio del santo están descritos en las paredes del relicario. Destaca, por ejemplo, en uno de los lados menores del mismo, el momento en el que Adrián junto con su esposa, reconocen su fe ante el emperador; a lo que sigue en la parte frontal mayor el descuartizamiento del santo por parte de cinco sayones, mientras Natalia preserva una mano de su esposo. En la siguiente escena lateral Natalia, junto con dos compañeros, portan la mano del difunto en barco a Constantinopla. Otro de los frentes de la arqueta escenifica la terrible escena de dos cuerpos descuartizados, mientras la figura de Natalia, abatida, preserva la mano de Adrián. 

 

* La localización relativa a marchantes, anticuarios, galerías de arte y coleccionistas, nos lleva al emplazamiento donde se hallaban radicados, o bien donde tuvieron una de sus principales sedes, esto no siempre indica que cada una de las obras que pasaron por sus manos estuviera concretamente en tal lugar, pues en el caso de anticuarios y marchantes su negocio extendía sus redes en diversos territorios; en ocasiones tan solo compraban en origen y remitían directamente la pieza a sus clientes. Por otro lado, algunos coleccionistas contaron con distintas residencias en las que albergaron su colección, a veces en distintos países; es difícil, en muchos casos, precisar dónde preservaron la obra mientras estuvo en sus manos, de ahí que se señale el emplazamiento principal del anticuario o del coleccionista. Circunstancias que han de ser tenidas en cuenta al interpretar el mapa. Véase en cada caso la historia del objeto.
Bibliografía
Responsable de la ficha
María José Martínez Ruiz
Cómo citar

María José Martínez Ruiz, "Cofre relicario de los santos Adrián y Natalia" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/125