Título
Fragmento de la indumentaria de San Pedro de Osma
Clasificación genérica
TextilObjeto
Fragmento textilSiglo
Principios del s. XIIContexto cultural / estilo
Arte islámicoDimensiones
50 x 43Técnica
TejidoProcedencia
Catedral de El Burgo de Osma (Burgo de Osma, Soria, España)Emplazamiento actual
Boston Museum of Fine Arts (Boston, Estados Unidos)Número de inventario en colección actual
33.371Inscripciones / Marcas
En los medallones menores, repetido de manera especular: "Esto se hizo en la ciudad de Bagdad, que Dios lo guarde".
Historia del objeto
En el s. XII en la catedral del Burgo de Osma.
En 1933 en Nueva York, colección de Herman A. Elsberg, quien lo vende en ese mismo año al Museum of Fine Arts de Boston por 14.500 dólares.
Descripción
El fragmento de tejido almorávide del Museum of Fine Arts de Boston habría formado parte de la indumentaria con la que fue enterrado san Pedro de Osma (Pedro de Bourges, c. 1040-1109), obispo y fundador de la ciudad de El Burgo de Osma, en cuya catedral está enterrado. Se trata de un lampas de seda tejido con una trama de hilos de seda rojos, verdes y ocres brocados con hilo de oro y presenta una decoración basada en filas de grandes círculos dobles, bordeados con un contario. En el centro de cada medallón aparece un motivo simétrico con dos leones atacando sendas arpías afrontadas, cuyas colas se enroscan en torno al vientre de los felinos. El eje de simetría lo forma un vástago vegetal estilizado, a modo de árbol de la vida. En la orla del círculo aparece cuatro veces una figura en genuflexión vestida con indumentaria de color rojo decorada con X negras dentro de cuadrados blancos y que sujeta con sus manos un grifo y un león alado. Cada medallón incorpora otros cuatro menores dispuestos a intervalos regulares que simulan unirlo con los círculos adyacentes. Estos discos secundarios están decorados con rosetas y una inscripción que reza “Esto se hizo en la ciudad de Bagdad, que Dios lo guarde”, la leyenda se repite de manera especular (muthanna), lo que constituye una rareza entre los textiles almohades conservados. En los espacios que quedan libres entre los medallones se ubica una estrella de ocho puntas de la que parten cuatro vástagos vegetales que rematan en palmetas y se abren en roleos que encierran figuras de animales.
La estructura de la decoración es frecuente en las piezas suntuarias andalusíes, apareciendo en obras como la píxide de Madinat al-Zahra del Musée du Louvre en París (c. 970) o la arqueta califal de marfil (c. 1000-1025) del Victoria & Albert Museum de Londres, procedente de León y, por supuesto, en textiles almerienses como la casulla de santo Tomás Becket (1116-1117, Fermo, Museo Diocesano). El modelo deriva de prototipos sasánidas y bizantinos, como el llamado Sudario de Carlomagno (ss. VIII-IX, París, Musée National du Moyen Âge), habíendo sido ya ensayado en al-Andalus en el tejido que forra el arca de San Isidoro (ss. VIII-X, León, Museo de San Isidoro) aunque únicamente con una temática vegetal.
La iconografía es también recurrente, siendo el león un símbolo del soberano en el mundo islámico, apareciendo ya desde mediados del s. VIII, como se observa en el mosaico de Khirbat al-Mafjar y cuando aparece cazando se alude a su poder sobre sus enemigos. La figura sujetando dos grifos no es más que la reelaboración del motivo del “señor de las bestias” el héroe mítico que domina las fuerzas de la naturaleza, motivo documentado desde el tercer milenio antes de Cristo en Mesopotamia y Egipto.
Aunque a veces sea difícil establecer el origen de estos tejidos al menos la técnica de la que nos ocupa, que usa dos juegos de urdimbres y dos de tramas para crear respectivamente el fondo y el motivo decorativo, es exclusiva de al-Andalus, por lo que no hay duda acerca de su origen en el dar al-tirāz [telar real] de Almería, principal centro textil del al-Andalus almorávide, famoso en la época por sus imitaciones y falsificaciones de tejidos orientales, especialmente bagdadíes, que llegaban a confundirse con los originales, a lo que contribuía la inscripción mencionada.
Yāqūt al-Hamawi en su Libro de los países (1228) afirma que los mejores brocados “se hacían en Córdoba pero luego fueron superados por los de Almería. En la tierra de al-Andalus no se encuentran trabajadores que hagan mejores bordados que los almerienses”. La producción de la ciudad andaluza se caracterizaba por la finura de las líneas que delimitaban los motivos, sin usar grandes masas de color, que nunca eran estridentes, prefiriéndose los anaranjados, verdes y azules sobre un fondo de marfil con zonas resaltadas con hilo de oro. Su período de creación abarca aproximadamente desde 1106 hasta 1188.
También Ibn Jaldún en su al-Muqqaddimah (Introducción a la historia universal, 1377), elogiaba tanto los textiles andalusíes como la calidad de sus tintes, indicando que el tirāz o bordado era un símbolo de dignidad que la realeza concedía a aquellos a quienes deseaba honrar y a los que otorgaba puestos de responsabilidad en su gobierno. Incluso si este concepto era desconocido en el Burgo de Osma en el s. XII, el carácter lujoso de la tela y hasta cierto punto exótico así como su iconografía, justificaba su uso para una alta dignidad eclesiástica.
De hecho la presencia de este tipo de obras en los reinos cristianos era usual, entregándose muchas veces como regalo diplomático o como pago por una alianza. Al-Maqqari en su Nafh at-tib min gusn al-Andalus (1629) recuerda que al-Mansur regaló a los condes cristianos que le ayudaron a saquear Santiago de Compostela en 997 dos mil doscientas ochenta y cinco piezas de diversas clases de seda hilada del Tirāz, veintiún mantos o túnicas de lana, dos mantos de ámbar, once de escarlata, siete tapices o cobertores y dos vestidos de brocado bizantino entre otras prendas, por lo que no extraña que dejaran una cierta huella en el arte peninsular, como revelan el mosaico del presbiterio de la iglesia abacial de Ripoll (s. XII) o parte de las pinturas murales de la ermita de San Baudelio de Berlanga (c. 1129-1134), relativamente cercana al Burgo de Osma.
Muchos de estos tejidos tan lujosos han llegado hasta nosotros en un estado fragmentario ya que su contacto con el cuerpo de un santo los convertía inmediatamente en una reliquia por eso eran considerados como objetos preciados. Tanto por su material como por su técnica, su origen y su historia, favoreciendo su propio carácter sagrado el que se hayan conservado hasta la actualidad.
Ubicaciones
1109
1933
marchante/anticuario
Herman A. Elsberg, Nueva York (Estados Unidos) *
1933 - actualidad
Bibliografía
- AKIN-KIVANÇ, Esra (2021): "“Imprints of Muslim-Christian Encounters in the Late Antiquity and Early Medieval Mediterranean”", vol. 75, en Dumbarton Oaks Papers, Washington DC, pp. 237-262.
- PARTEARROYO LACABA, Cristina (1992): "“Almoravid and Almohad Textiles”", DODDS, Jerrilynn D (dir.), Al-Andalus : The art of Islamic Spain, Metropolitan Museum of Art, Nueva York, pp. 105-113.
- PARTEARROYO LACABA, Cristina (2007): "“Tejidos andalusíes”", nº 22, en Artigrama, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, pp. 371-419.
- RODRÍGUEZ PEINADO, Laura (2020): "“El toque de lo sagrado: los tejidos como reliquias”", ORRIOLS I ALSINA, Anna, CERDÀ, Jordi y DURAN-PORTA, Joan (ed.), Imago & mirabilia: les formes del prodigi a la Mediterrània medieval, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, pp. 247-257.
- RODRÍGUEZ PEINADO, Laura (2022): "“Materialidad de los tejidos medievales de San Isidoro de León: tinte y color”", vol. 95, nº 380, en Archivo Español de Arte, pp. 359-378.
Responsable de la ficha
Miguel Hermoso CuestaCómo citar
Miguel Hermoso Cuesta, "Fragmento de la indumentaria de San Pedro de Osma" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/214