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Título

San Pablo

Fanzago, Cosimo (Clusone, 1591 - Nápoles, 1678)

Clasificación genérica
Escultura
Objeto
Escultura
Datación
1635-36
Siglo
Contexto cultural / estilo
Virreinato de Nápoles. Reinado de Felipe IV
Dimensiones
28,6 cm.
Materia
Bronce
Técnica
Fundido
Iconografía / Tema
San Pablo
Procedencia
Iglesia del convento de las Agustinas, Salamanca (Salamanca, España)
Emplazamiento actual
Colección privada, Nueva York (Nueva York, Estados Unidos)
Historia del objeto

Esta escultura de San Pablo, actualmente en una colección privada de Nueva York, al igual que otra que representa a San Pedro y pertenece a The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, han sido atribuidas al maestro napolitano Cosimo Fanzago (D'Agostino, 2003; Allen, 2022). Procede, al igual que su compañera, de la iglesia del convento de Agustinas de Salamanca. Fanzago realizó la obra a instancias de Manuel de Fonseca y Zúñiga (1588-1653), VI conde de Monterrey, quien residió largo tiempo en Italia, primero como embajador ante la Santa Sede (1628-1631) y después como virrey de Nápoles (1631-1637). Fue patrono y mecenas del citado convento, cuyo templo ornó y dotó con diversas obras de arte procedentes de Italia. Esta escultura flanqueaba un tabernáculo de bronce dorado, enriquecido por piedras nobles, como lapislázuli y jaspe, entre otras. Una suntuosa obra que aún puede contemplarse en el templo salmantino, si bien desprovista de las esculturas en bronce que formaban parte del conjunto: esta imagen de San Pablo, hoy en una colección privada de Nueva York, y otra que representaba a San Pedro, y actualmente se halla en The Metropolitan Museum of Art.

El convento e iglesia de las Agustinas de Salamanca, fue considerado por Madruga Real como un excelente puente artístico entre Nápoles y Salamanca (Madruga Real, 1982). La parte más suntuosa del templo la constituía el altar, donde el virrey deseaba emplazar su sepulcro y el de la condesa. La decoración realizada en mármol policromado permite reconocer la huella de Cosimo Fanzago (Clusone, 1591-Napoli, 1678), a quien el virrey encargó el retablo mayor; en ese momento el citado maestro era el principal arquitecto de Nápoles. El diseño que realizó, en principio, iba a ser para la iglesia de las Ursulinas de Salamanca, donde en un primer momento planeó el conde erigir la capilla funeraria de su familia; pero eso fue antes de que resolviera construir para las Agustinas un nuevo convento, a cuya iglesia fue destinado aquel proyecto encargado a Fanzago. El contrato fue concertado el 28 de noviembre de 1633. Tengamos presente que Monterrey era uno de los nobles con más poder en ese momento, estaba emparentado con el Conde-Duque de Olivares, su cuñado, quien era valido del monarca Felipe IV. Fanzago debía diseñar cuatro monumentos funerarios en dicho templo y dotar de prestancia el altar mayor del templo (Dombrowski, 1995-1996).

Por lo que se refiere a esta escultura, formaba parte del suntuoso conjunto que rodeaba a la custodia, al pie del retablo mayor, allí fue descrita por Fray Alonso de Villerino, cronista de la orden agustina en 1691: "... la moldura de la primera grada del Altar Mayor, es de mármol blanco, y ella de jaspe verde, la segunda es de lo mismo, y en la delantera tiene a trechos unos lazos de bronce dorado, y sobre esta están siempre dos ángeles de bronce dorado, y dos hechuras de San Pedro y, y San Pablo que acompañan la Custodia, la qual tiene su asiento en el Altar Mayor, y a raíz del esta la puerta del primer Sagrario, que es de bronce dorado, y gravado el Dulce Nombre de Jesús: tiene mucho adorno de piedras, y toda es de jaspes de diversos colores..." (Alonso de Villerino, 1691).

Sabemos que a principios del siglo XX el conjunto se mantenía de semejante modo, y la obra aún estaba en su emplazamiento original, pues Gómez-Moreno, durante la elaboración del Catálogo Monumental de la provincia de Salamanca, llegó a ver y fotografiar las esculturas de bronce que acompañaban al tabernáculo: “el tabernáculo constituye una alhaja de precio, como que está enchapado de lapislázuli, malaquita y jaspes, entre molduras y decoración de bronce dorado. (…) Cuatro estatuitas de bronce dorado, de 0,29 m. de alto y unos angelillos de la misma materia decoran el tabernáculo del altar. Aquéllas representan a S. Pedro y S. Pablo, dos veces repetida cada una; son también romanas y hechas magistralmente según el estilo de Bernini. Don ángeles arrodillados de mayor tamaño, pero de la misma materia y estilo, están puestos a los lados del tabernáculo” (Gómez-Moreno, Manuel, Catálogo monumental de la provincia de Salamanca, 1901-1903, Vol. 1. Texto, Parte 2. pp. 464-465). El archivo del CSIC en Madrid, conserva la imagen tomada por Gómez-Moreno de estas piezas (AR8326801), entre las que se reconoce esta imagen de San Pablo que actualmente forma parte de una colección privada de Nueva York. Como vemos, el historiador granadino acertó a reconocer su raigambre italiana, y desde luego su extraordinaria calidad; hoy estas esculturas en bronce son reconocidas como piezas napolitanas debidas a Cosimo Fanzago. 

Descripción

El aire monumental y el dinamismo de la pieza son cualidades relevantes de la misma, todo ello a pesar de sus pequeñas dimensiones. El apóstol avanza envuelto por su pesada túnica que muestra un brioso movimiento y volumen. San Pablo camina dirigiendo su rostro al frente, concentrando su mirada en punto lejano del horizonte, o tal vez abstraído en sus pensamientos, tanto es así que parece que el siguiente paso le llevará a caer del pedestal en el que aparece erigido; tal es el dinamismo de la figura que acompaña su paso con un ligero movimiento de giro a su izquierda, sin apartar su mirada del frente. Su cabeza aparece definida con gran naturalismo, así se advierte en sus arrugas, en las marcas que deja en su rostro la expresión concentrada, también aparece exquisitamente definida la tupida y larga barba, que se mueve briosa, y el cabello, cuyos mechones forman ondas que, no obstante, permiten descubrir su sien despejada. El estudio anatómico de las manos, del rostro, y la habilidad a la hora de mostrar el realismo de su caminar, y los contrapesos que este genera en el cuerpo, demuestran, en definitiva, la gran maestría de su autor. 

* La localización relativa a marchantes, anticuarios, galerías de arte y coleccionistas, nos lleva al emplazamiento donde se hallaban radicados, o bien donde tuvieron una de sus principales sedes, esto no siempre indica que cada una de las obras que pasaron por sus manos estuviera concretamente en tal lugar, pues en el caso de anticuarios y marchantes su negocio extendía sus redes en diversos territorios; en ocasiones tan solo compraban en origen y remitían directamente la pieza a sus clientes. Por otro lado, algunos coleccionistas contaron con distintas residencias en las que albergaron su colección, a veces en distintos países; es difícil, en muchos casos, precisar dónde preservaron la obra mientras estuvo en sus manos, de ahí que se señale el emplazamiento principal del anticuario o del coleccionista. Circunstancias que han de ser tenidas en cuenta al interpretar el mapa. Véase en cada caso la historia del objeto.
Bibliografía
Responsable de la ficha
María José Martínez Ruiz
Cómo citar

María José Martínez Ruiz, "San Pablo" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/439