Título
Cáliz de Esteban Dávila y Toledo
Clasificación genérica
PlateríaObjeto
CálizDatación
c. 1502Siglo
Principios del s. XVIContexto cultural / estilo
GóticoDimensiones
24,5 (altura) x 10 (Ø copa) x 18 (Ø pie) cmMateria
PlataProcedencia
Convento de San Francisco de Ávila (Ávila, España)Emplazamiento actual
Victoria & Albert Museum (Londres, Reino Unido)Número de inventario en colección actual
132-1879Inscripciones / Marcas
Torre almenada: distintivo de localidad de Ávila
Historia del objeto
La presencia de la marca de la localidad de Ávila en el cáliz no deja lugar a dudas sobre su lugar de producción. Asimismo, la heráldica que incorpora en el pie hace pensar que estuvo destinado a la capilla familiar de la Casa de Las Navas y Villafranca, dentro del antiguo convento de San Francisco de Ávila. Según indican López Fernández y Duralde Rodríguez (2014, pp. 37-39) se ubicaba junto a la capilla mayor, posiblemente en el crucero de la iglesia conventual, aunque actualmente no queda nada de ella.
A diferencia de las complejas justificaciones genealógicas que realizó Charles Oman (1968, p. 10), conservador de la sección de metales del Victoria & Albert Museum de Londres, consideramos que el cáliz fue una donación de Esteban Dávila y Toledo, VI Señor Las Navas y de Villafranca de la Sierra y II Conde de El Risco. Era hijo de Pedro Dávila y Bracamonte y de su segunda esposa Elvira Álvarez de Toledo. De esa manera se justifica la presencia de los escudos de las tres casas nobles por una vía directa, además de que existe una coincidencia cronológica entre el benefactor y la datación del cáliz.
Es poco lo que se conoce del donante aparte de que fue regidor de Ávila, perteneció a la cuadrilla de nobles de San Juan y fue procurador de Ávila en las Cortes de Toledo en 1502 y su continuación en las Cortes de Madrid del año siguiente. Debió morir pocos años después (Moreno Núñez, s.f.) y le sucedió al frente de la casa su hijo Pedro Dávila y Zúñiga, I Marqués de las Navas, un personaje de gran influencia en las cortes de Carlos I y Felipe II, además de promotor artístico y coleccionista (Parada y Palacios, 2020).
La fecha de realización podría situarse en los primeros años del siglo XVI, posterior al incendio que sufrió el convento de San Francisco en 1502, por el que quedó arrasada buena parte del lugar y muy dañados los bienes muebles. Sería lógico pensar que el vaso sagrado sirvió para dotar la capilla familiar con un nuevo ajuar litúrgico.
De acuerdo con la información que aportó Oman, el cáliz fue adquirido en Ávila para la colección de Sir John Charles Robinson, con anterioridad al año 1881, momento en que ya figura entre las piezas expuestas en la Special Loan Exhibition of Spanish and Portuguese Ornamental Art (pp. 134-135), que tuvo lugar en el South Kensington Museum, más tarde renombrado en honor a la reina Victoria y su marido. Allí ha permanecido hasta la actualidad, sin ser mencionado por los estudios de platería más recientes.
La adquisición por parte del coleccionista inglés pudo estar asociada a los procesos desamortizadores del siglo XIX y a la incautación y venta de bienes de las instituciones monásticas suprimidas en Ávila. El convento de San Francisco, fundado en el siglo XIII, fue favorecido por las grandes casas nobles abulenses desde sus orígenes, como los mencionados Dávila y Bracamonte, además de Rengifo, Henao, Águila o Valderrábano, que tuvieron capillas privadas entre sus muros y dotaron el lugar. Tras perder su actividad conventual durante el Ochocientos, el inmueble comenzó una paulatina degradación y ruina hasta su restauración a principios del siglo XXI para convertirlo en auditorio municipal.
En la misma institución londinense se conserva otro cáliz que también debió tener su origen en el convento de San Francisco y queda recogido en el catálogo de Nostra et Mundi (https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/284)
Descripción
El cáliz de Esteban Dávila y Toledo es de plata sobredorada y se caracteriza por una labor decorativa compleja, una estructura poco frecuente en la platería castellana y una disposición heráldica única, a la que se suma su particular discurso iconográfico.
Se levanta sobre un pie con pestaña, donde aparece la marca de platería propia de la ciudad de Ávila, una torre almenada. Se sitúa junto a una zona seccionada, en la que pudo estar el distintivo de autoría y marcaje. El perfil de la base se compone de pequeñas molduras, entre las que se dispone una fina decoración vegetal cincelada. La superficie está dividida en secciones de dos tamaños, las pequeñas de perfil semicircular y las mayores rematadas en dobles conopios. Mientras las primeras incorporan motivos vegetales, las segundas alternan escudos y las representaciones de san Juan Bautista, Santiago Apóstol y los Instrumentos de la Pasión. Los segmentos están separados por una acanaladura con los bordes grabados, que recorre todo el perímetro de la base.
La imagen del Bautista aparece de pie, ataviado con pieles, sujetando con una mano el libro y el cordero, mientras los señala con la otra. Destaca el tratamiento de la indumentaria, trabajada con gran detalle, al igual que el pelo, la barba y el entramado vegetal que lo rodea. El Apóstol Santiago es representado bajo la iconografía de “Santiago Matamoros”, con armadura, a caballo, espada en ristre y con bandera. Debajo del caballo hay un cuerpo y las cabezas de los musulmanes. Las Arma Christi se disponen en torno a la cruz de madera veteada, arriba un bote de perfume, debajo una calavera, al lado izquierdo los dados, la maza, los flagelos y la escalera, al lado derecho la lanza de Longinos, la caña con la esponja, las tenazas, los clavos y la columna de la flagelación.
En cuanto a los escudos, los tres presentan el mismo perfil recortado en el lado izquierdo, un sistema nada habitual en la heráldica castellana, rematados en celada y envueltos en lambrequines a modo de motivos vegetales. El de los Bracamonte, con el chevrón y la maza, lleva cimera de cisne y bolas pinjantes alrededor. El de los Dávila, con los trece roeles propios de la rama familiar de Esteban Domingo, utiliza por cimera un brazo armado, sustentando la bandera donde se repiten los roeles. También lleva bolas coladas de los lambrequines. El de Álvarez de Toledo no se limita a incluir los quince escaques de azur y plata, representativos del linaje, sino que incorpora los nueve banderines, como distintivo de la rama familiar de los Duques de Alba.
El astil se levanta sobre una arandela gallonada y polilobulada. Es de sección hexagonal y presenta un formato simétrico. Arriba y abajo tiene ventanales de tracerías góticas separados por contrafuertes. En el centro, el nudo mantiene la división de seis lados, formando una suerte de poliedro cuasi esférico, decorado con follaje en toda la superficie. Queda partido por una imposta de tracerías caladas y doble crestería de lises. La copa presenta una abigarrada decoración en el tercio inferior, un complicado entramado bulboso vegetal que recuerdan el perfil de las veneras. Los dos tercios superiores son lisos.
En la catedral de Cádiz se conserva el llamado “Cáliz Gótico”, que presenta notables similitudes con la pieza abulense del Victoria & Albert Museum de Londres. Además de compartir la misma estructura, también incorpora una rica iconografía en la que incluye la figura de san Juan Bautista y los Instrumentos de la Pasión en una disposición muy parecida. Charles Oman menciona otras obras análogas en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, por lo que apunta a un posible artífice portugués trabajando en tierras castellanas. A tal efecto, en la primera mitad del siglo XVI trabajó en Ávila el platero Andrés Hernández, llamado “el Portugués”. Su obra es conocida y se aleja de lo planteado en este cáliz, aunque el ejemplo serviría para ilustrar el intercambio de influencias y artistas con el reino vecino.
Lo cierto es que la lectura formal del cáliz abulense remite a un léxico gótico de influencias alejadas de los principales focos de producción platera en Castilla hacia el 1500. La tipología del nudo, la profusión ornamental del pie, la calidad de los repujados y el trabajo con motivos vegetales, hacen de esta pieza una excepción en la orfebrería de Ávila. A su valor artístico se debe añadir la vinculación con una de las familias nobles abulenses más antiguas, a través de uno de sus integrantes menos conocidos, al que hoy podemos relacionar con una obra de arte singular.
Salvo por la pérdida de algunas pequeñas partes de la pestaña del pie, el cáliz se encuentra en muy buenas condiciones de conservación.
Ubicaciones
ca. 1502 - Mediados del s. XIX
Mediados del s. XIX - pre. 1881
marchante/anticuario
Sir John Charles Robinson, Londres (Reino Unido) *
pre. 1881 - actualidad
Bibliografía
- LÓPEZ FERNÁNDEZ, María Teresa; DURALDE RODRÍGUEZ, José Ramón (2014): El convento de San Francisco de Ávila y su restauración, Diputación Provincial de Ávila e Institución Gran Duque de Alba, Ávila.
- MORENO NÚÑEZ, José Ignacio "Esteban Dávila y Toledo", en Real Academia de la Historia. Historia Hispánica.
- OMÁN, Charles (1968): The Golden age of hispanic silver, 1400-1665, Victoria and Albert Museum, Londres.
- PARADA LÓPEZ DE CORSELAS, Manuel; PALACIOS MÉNDEZ, Laura María (2020): Pedro Dávila y Zúñiga I Marqués de Las Navas. Patrocinio artístico y coleccionismo anticuario en las cortes de Carlos V y Felipe II, Bononia University Press, Bolonia.
- ROBINSON, John Charles (1881): Catalogue of the special loan exhibition of spanish and portuguese ornamental art, Chapman and Hall, Londres.
Responsable de la ficha
David Sánchez SánchezCómo citar
David Sánchez Sánchez, "Cáliz de Esteban Dávila y Toledo" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/354
Fotografía: David Sánchez Sánchez.