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Título

Reja de coro de la catedral de Valladolid

Amezúa, Rafael [atribuido a] (Elorrio, ? - ?, ?)

Clasificación genérica
Metalistería
Objeto
Reja
Datación
completada ca. 1763
Siglo
XVIII
Dimensiones
15,85 x 12,8 m.
Materia
Hierro
Procedencia
Catedral de Valladolid (Valladolid, España)
Emplazamiento actual
The Metropolitan Museum of Art (Nueva York, Estados Unidos)
Número de inventario en colección actual
56.234.1
Historia del objeto

Esta monumental reja cerraba el coro en la nave central de la catedral de Valladolid. Allí fue instalada en 1763, durante el obispado de Isidro Cosío y Bustamente. Ha sido atribuida a Rafael Amezúa, quien tenía su taller de forja en Elorrio (Urrea, 1979). Ahora bien, en 1923 el entonces obispo de la diócesis, Remigio Gandásegui y Gorrochátegui (1871-1937) propuso al cabildo una renovación de la catedral que implicaba, entre otras acciones, la supresión del coro bajo que se encontraba en el segundo tramo de la nave central. El objetivo era conseguir una mayor diafanidad en el templo. Fue así como tras una serie de ventas de obras de arte, con el objeto de recabar fondos con los que acometer la reforma, finalmente le llegó el turno a la reja. En junio de 1928 el cabildo de Valladolid planteó "la supresión de la reja del Coro, por no haber lugar a nuevo cerramiento del mismo sin padecer por ello la perspectiva del Presbiterio y la amplitud de la nave central" (Martínez Ruiz, 2008, p. 313). Una vez perdida la función original, en abril de 1929 se inició el proceso que llevó a su rápida venta: "El Excmo. Cabildo aprobó la gestión de la Comisión y acordó enajenar la expresada verja a una peseta quince céntimos kilogramo, previa tasación pericial y demás formalidades canónicas" (Martínez Ruiz, 2008, p. 314.). El precio fue estimado conveniente, teniendo en cuenta que la tasación fue encargada al rejero de la ciudad quien valoró la obra en ochenta o noventa céntimos el kilogramo, es decir una tasación al peso. La venta fue aprobada en abril de 1929: "Oídas las manifestaciones del Sr. Tesorero y no habiéndose recibido mejor oferta, el Excmo. Cabildo procedió con la autorización del Excmo. Prelado a la enajenación de la verja en las condiciones expresadas consintiendo además con la venta por el mismo precio de una peseta quince céntimos el kg. y cumplidas todas las formalidades canónicas...." (Martínez Ruiz, 2008, p. 315). 

El agente de antigüedades que se hizo con la obra fue Arthur Byne, quien venía tiempo buscando una reja monumental para ofrecer a su cliente W. R. Hearst (1863-1951). El 25 de abril de 1929 Julia Morgan, la arquitecta del magnate, recibió un telegrama de los agentes de Hearst en España, Arthur Byne y su esposa Mildred Stapley: "Acabo de encontrar reja cincuenta pies ancho cuarenta alto = diecisiete mil dólares = urge venta = puedo embarcar inmediatamente= Stapley" (Merino de Cáceres y Martínez Ruiz, 2012, pp. 506-507). Por carta, ese mismo mes, Byne informó a Julia Morgan de que la transacción estaba zanjada, le envió una fotografía de la reja, en su emplazamiento original, y afirmaba haberla comprado y trasladado a Madrid -imaginamos que para presionar a su cliente a fin de que aceptara su oferta-. La verdad es que la severidad de la pieza no hubo de causar gran impresión al magnate, quien pese a las dudas sobre esta obra, acabó comprándola. Ello ocasionó no pocos quebraderos de cabeza a Julia Morgan, quien el 29 de abril de ese año afirmaba no poder dormir por las noches, "imaginando qué diablos hacer en una casa con una reja de 40 x 50! -¡particularmente sin la mínima idea de este tipo!- Por primera vez ha superado en escala al señor Hearst"(traducido, Merino de Cáceres, 1987, p. 451). Lo cierto es que el coleccionista no llegó a ver la obra, pues tras su llegada a Nueva York fue destinada a uno de sus almacenes, en el Southern Boulevard del Bronx neoyorquino, y allí permanecería largo tiempo. No fue hasta 1956, ya fallecido el magnate, cuando la Fundación Hearst legó la obra a The Metropolitan Museum of Art. Fue instalada en una amplia sala de la sede principal de la institución en la Quinta Avenida de Nueva York en 1957. En su presentación se destacó lo excepcional que resultaba que una obra de estas características, única en su género fuera de España, pudiera formar parte del catálogo de la institución neoyorquina (Martínez Ruiz, 2018, p. 255).

* La localización relativa a marchantes, anticuarios, galerías de arte y coleccionistas, nos lleva al emplazamiento donde se hallaban radicados, o bien donde tuvieron una de sus principales sedes, esto no siempre indica que cada una de las obras que pasaron por sus manos estuviera concretamente en tal lugar, pues en el caso de anticuarios y marchantes su negocio extendía sus redes en diversos territorios; en ocasiones tan solo compraban en origen y remitían directamente la pieza a sus clientes. Por otro lado, algunos coleccionistas contaron con distintas residencias en las que albergaron su colección, a veces en distintos países; es difícil, en muchos casos, precisar dónde preservaron la obra mientras estuvo en sus manos, de ahí que se señale el emplazamiento principal del anticuario o del coleccionista. Circunstancias que han de ser tenidas en cuenta al interpretar el mapa. Véase en cada caso la historia del objeto.
Responsable de la ficha
María José Martínez Ruiz
Cómo citar

María José Martínez Ruiz, "Reja de coro de la catedral de Valladolid" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/5