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Título

San Juan Evangelista

escultor

Siloé, Gil de (Burgos. Documentado entre 1480-1500)

Clasificación genérica
Escultura
Objeto
Escultura
Datación
ca. 1500
Siglo
Finales del s. XV
Contexto cultural / estilo
Gótico final
Dimensiones
72,4 x 22,2 x 18,4
Materia
Alabastro
Técnica
Esculpido
Iconografía / Tema
San Juan Evangelista
Procedencia
Monasterio de Nuestra Señora de Fresdelval, Burgos (Fresdelval, Burgos, España)
Emplazamiento actual
Boston Museum of Fine Arts (Boston, Estados Unidos)
Número de inventario en colección actual
18.317
Historia del objeto

Monasterio de Fresdelval (Burgos), desde 1500

En 1916 en París, Bacri Frères.

Comprado en 1917 por el museo a Bacri Frères.

Descripción

Juan de Padilla fue hijo de Pedro López de Padilla (c. 1440-c. 1508), señor de Calatañazor, Santa Gadea, Sotopalacios y Villaveta y adelantado mayor de Castilla e Isabel Pacheco, hija del marqués de Villena. Escudero de Isabel I de Castilla, falleció en una escaramuza contra los musulmanes en la Vega de Granada el 16 de mayo de 1491, a los diecinueve años de edad, indicando antes de morir su deseo de ser enterrado en el monasterio jerónimo de Fresdelval, cercano a Burgos, del que su familia ostentaba el patronazgo y al que nombró como heredero. La madre del difunto encargó su monumental sepulcro a Gil de Siloé, que no lo terminó hasta el año 1500, sin duda por el alto número de encargos que llegaban al taller del escultor, que se encontraba trabajando desde 1486 en los sepulcros reales de la Cartuja de Miraflores (Burgos).

La estructura, de considerables dimensiones, se realizó en alabastro, un material de prestigio utilizado para los clientes más importantes, pero que también se había empleado para el sepulcro de Gómez Manrique y Sancha de Rojas, ubicado en el presbiterio de la iglesia de Fresdelval, en uno de cuyos muros laterales se iba a colocar la tumba de Juan de Padilla.

La obra presentaba un destacado tratamiento arquitectónico, a modo de portada monumental bajo cuyo vano angrelado se colocó la estatua orante acompañada por un paje, una composición que recuerda a la del sepulcro del príncipe Alfonso en la Cartuja de Miraflores y que se había comenzado a ensayar recientemente en los sepulcros españoles, siendo el primer caso el del obispo de Cuenca Lope de Barrientos (Medina del Campo, Museo de las Ferias) obra realizada por Egas Cueman hacia 1447-1454, que volvería a utilizar esta tipología en el sepulcro de Alonso de Velasco e Isabel de Quadros en la capilla de Santa Ana del monasterio de Guadalupe (Cáceres), contratado en 1467.

El fondo del arcosolio estaba ocupado por paneles de tracerías flamígeras ante los que destacaban un relieve de la Lamentación sobre el cuerpo de Cristo muerto cobijado por un doselete, obra de Felipe Bigarny y dos ángeles con una cartela que identificaba al difunto. La estructura estaba flanqueada por sendos contrafuertes que remataban en pináculos y que albergaban estatuas de santos, culminando, como indicaba Manuel de Assas en 1878 (p. 10) con “una zona de tracería y después otra de agujitas y doseletes, subiendo el central de éstos á mayor altura que los seis restantes, teniendo su parte inferior en la misma que los otros la superior. Las agujitas forman compartimentos en que áun se reconoce haber existido estatuitas”, por lo que seguramente se habrían extraído de su ubicación poco antes. De esos seis espacios es de donde proceden el Santiago el Menor conservado en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y los tres apóstoles del Museum of Fine Arts de Boston, que estarían presididos probablemente por un Cristo en majestad que ocuparía la casa central, siguiendo una disposición que puede recordar la de algunos retablos de los ss. XIV y XV, como los fragmentos del procedente de Beaune, hoy repartidos entre el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el Musée du Louvre.

La obra daba buena cuenta de la capacidad de Siloé para crear variaciones sobre una misma tipología, el sepulcro en arcosolio, tanto en su disposición general como en los detalles. Pues a veces incluyó en el fondo escenas en relieve como en la tumba del arcediano Fernando Díez de Fuentepelayo (catedral de Burgos), obra que generalmente se le atribuye, otras paneles de hojarasca como en el sepulcro del infante don Alfonso en la Cartuja de Miraflores o tracerías en el caso que nos ocupa.

En 1870 el sepulcro se trasladó al Museo de Burgos, sin incorporar la parte superior. Cuando se trasladó a su sede actual en la Casa de Miranda fue montado sin el intradós angrelado del arco, que todavía conservaba en la sede del Arco de Santa María y cambiando de ubicación algunos de los paneles del fondo, como se aprecia comprobando su disposición actual con la que muestran el grabado de E. Stüler según un dibujo de 1862 de Francisco Aznar y García (Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, MA-0144) o la fotografía realizada hacia 1865 (Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, FOT-00071), a pesar de que la Comisión Central de Monumentos en sesión del 18 de junio de 1870 indicaba que “En vista de un oficio de la Comision de Monumentos de Burgos, relativo a las gestiones para lograr la incautacion de los restos de los sepulcros de los Manriques de Padilla que existían en el ex - Monasterio de Fres-del-Val se acordó se les dé las gracias y que se escite su celo á fin de que se coloquen los sepulcros de una manera digna, respetando en lo posible la talla y escultura” (Madrid, Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Comisión Central de Monumentos Históricos y Artísticos. Actas. 1870, p. 77).

La imagen de San Juan Evangelista muestra al apóstol de pie, vestido con camisa, túnica sujeta por un cíngulo y un manto cerrado por un broche, bendice con la mano derecha mientras con la izquierda sujeta el cáliz del que sale el veneno en forma de dragón, en una iconografía común a finales de la Edad Media. El santo parece caminar hacia el espectador adelantando la pierna derecha y su figura presenta una torsión muy bien resuelta, griando el torso y la cabeza levemente hacia la derecha. Su fisionomía está bien caracterizada, presentando ojos pequeños y ligeramente rasgados y un mentón cuadrado, como es habitual en Gil de Siloé. La amplitud de los pliegues y su carácter angular confieren solemnidad a la figura al tiempo que contrastan con las líneas sinuosas de sus cabellos, tratados con gran detallismo. La colaboración del taller en una obra que iba a ser colocada a gran altura era algo lógico pero a pesar de ello las manos y el rostro han sido trabajados con gran detallismo. Puede apreciarse una realización algo más apresurada en los pliegues de la parte inferior del manto, sin que ello desmerezca la calidad general de la imagen.

* La localización relativa a marchantes, anticuarios, galerías de arte y coleccionistas, nos lleva al emplazamiento donde se hallaban radicados, o bien donde tuvieron una de sus principales sedes, esto no siempre indica que cada una de las obras que pasaron por sus manos estuviera concretamente en tal lugar, pues en el caso de anticuarios y marchantes su negocio extendía sus redes en diversos territorios; en ocasiones tan solo compraban en origen y remitían directamente la pieza a sus clientes. Por otro lado, algunos coleccionistas contaron con distintas residencias en las que albergaron su colección, a veces en distintos países; es difícil, en muchos casos, precisar dónde preservaron la obra mientras estuvo en sus manos, de ahí que se señale el emplazamiento principal del anticuario o del coleccionista. Circunstancias que han de ser tenidas en cuenta al interpretar el mapa. Véase en cada caso la historia del objeto.
Bibliografía
  • FRANCO MATA, María Ángela (1978): "Tres esculturas góticas procedentes del Monasterio de Fresdelval (Burgos) en el Museo Arqueológico Nacional", vol. 81, nº 4, en Revista de Archivos Bibliotecas y  Museos, pp. 855-862.
  • GILLERMAN, Dorothy (ed.) (1989): Gothic Sculpture in America: 1. The New England Museums, International Center of Medieval Art, Nueva York, pp. 112-113.
  • GÓMEZ BÁRCENA, María Jesús (1988): Escultura gótica funeraria en Burgos, Excma. Diputación Provincial, Burgos, p. 164.
  • PAYO HERNANZ, René Jesús y ZAPARAÍN YÁÑEZ, María José (2019): "“Lujo más allá de la muerte. Fundaciones monásticas y sepulcros de alabastro de algunas de las familias de la nobleza en Burgos a finales de la Edad Media”", nº 7, en ARS & RENOVATIO, pp. 53-81.
  • VASALLO TORANZO, Luis (2019): "“Felipe Bigarny a la luz de su testamento e inventarios de bienes”", vol. XCII, nº 366, en Archivo Español de Arte, pp. 145-160.
  • WETHEY, Harold E. (1936): Gil de Siloe and His School: A Study of Late Gothic Sculpture in Burgos, Harvard University Press, Cambridge, MA.
  • YARZA LUACES, Joaquín (1991): Gil de Siloé, vol. 16, Historia, Madrid.
  • YARZA LUACES, Joaquín, e IBÁÑEZ PÉREZ, Alberto C.(eds.) (2001): Actas del Congreso Internacional sobre Gil Siloe y la escultura de su época, Institución Fernán González-Caja de Burgos, Burgos.
Responsable de la ficha
Miguel Hermoso Cuesta
Cómo citar

Miguel Hermoso Cuesta, "San Juan Evangelista" en Nostra et Mundi. Patrimonio Cultural de Castilla y León en el mundo, Fundación Castilla y León, 2025. https://inventario.nostraetmundi.com/es/obra/248